Alberto Zurro, especialista de tecnologías energéticas de INFINITIA, define la ingeniería como “la capacidad de entender el mundo y de mejorarlo”. Con referentes como el Nobel de Física Max Planck, en 2012 comenzó la carrera de Ingeniería Química en la Universidad de Zaragoza. A los 4 años se mudó a Viena para realizar un programa Erasmus al tiempo que trabajaba en la Universidad Técnica de Viena en un equipo de investigación de membranas para la permeación selectiva de gas natural.
Con más ganas de aprender química fundamental, en 2018 estudió el Máster de Tecnología y Ciencia Química en la UNED mientras realizaba prácticas en INFINITIA. Así, después de un año enfocado en otras áreas profesionales, en 2020 se incorporó al equipo de Desarrollo de Producto de empresa. Fue en ese momento cuando se despertó en Zurro un interés por la física de partículas y de alta energía. Por este motivo, decidió formarse en el Máster de Plasma, Láser y Tecnologías de Superficie, realizado entre la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad de Córdoba, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto de Materiales de Sevilla. Actualmente cursa el máster interuniversitario de Tecnologías de Hidrógeno de la Universidad Mondragón.
Ahora bien, durante toda su trayectoria profesional destaca un proyecto especial. Mientras estaban tratando de cambiar la composición química de unos polímeros para envasado en INFINITIA, encontraron una receta que cambiaba sus propiedades ópticas. “Eran transparentes a la luz ultravioleta profunda”, recuerda. “Dado que no hay prácticamente polímeros que tengan este comportamiento fue toda una sorpresa, pero ya dicen que los grandes descubrimientos aparecen de forma inesperada o cuando no los buscas”, añade.
En este ámbito, sus funciones consisten en hacer uso de la química, física e ingeniería para obtener aplicaciones útiles y rentables para las empresas. De esta forma, Zurro trabaja en campos de catálisis, electroquímica, plasma y radiación UV -entre otras cosas- para lograr objetivos de sostenibilidad y economía circular, tratamientos de agua, aire, superficies y materiales avanzados.
Para el desempeño de las mismas, Zurro se fija en Planck por su forma “disruptiva” y “anti-intuitiva” de entender el mundo “asentando las bases de la física cuántica”. No obstante, también remarca las cualidades del físico y divulgador español Javier Santaolalla. Destaca su figura por enseñar “lo importante” que es hacer ciencia y “saber transmitirla de la forma adecuada a la sociedad para hacerla partícipe”, además de por sus contribuciones al CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear.
En esta línea, Zurro concluye con un objetivo de esperanza para el I+D y la ingeniería. Espera que sean pioneras en las próximas décadas porque el mundo “necesita soluciones a miles de retos tecnológicos” y lo que hacen estas ramas es “dar valor” y “respuestas”.