La detección, la identificación y el análisis de la contaminación son pasos cruciales para resolver las sospechas de contaminantes físicos de productos y procesos.
La contaminación física puede crear una situación muy delicada que podría amenazar la seguridad del producto, afectar al rendimiento del mismo, la salud de las personas y dañar la reputación de la marca.
Por este motivo, detectar los contaminantes de los materiales mediante la inspección de la muestra y el lugar, la identificación de los mismos, la búsqueda de sus fuentes y la resolución del problema es fundamental. En este artículo te explicamos qué son los contaminantes físicos, sus tipos y cómo detectarlos.
¿Qué son los contaminantes físicos de materiales?
La presencia de materiales no deseados, como polvo y partículas, durante el tiempo de fabricación y transporte es lo que llamamos contaminación.
El término “contaminantes” incluye cualquier materia no deseada que se encuentre en el producto. Es decir, la contaminación física es la introducción de materiales no deseados en un producto o material procedentes de diversas fuentes, incluido el entorno.
Estos contaminantes físicos no solo afectan a la calidad del producto o del proceso, sino que pueden poner en grave riesgo la salud de las personas si, por ejemplo, se trata de alimentos o productos de la industria farmacéutica.
Por ello se hace imprescindible su detección, como en el caso de la analítica de los contaminantes de metales dada su potencial toxicidad para las personas.
Tipos de contaminación física
La contaminación es imprevisible y puede provenir de fuentes inesperadas. Además, se manifiesta de diversas formas: partículas, fibras, impurezas, geles, decoloración, materia turbia u opaca, manchas, fragmentos de metal, trazas de sustancias químicas, productos de degradación, residuos superficiales, subproductos de reacción y residuos de catalizadores, entre otros.
Del mismo modo, la contaminación física no es el caso aislado de un sector concreto, sino que aparece en muestras de industrias de toda índole, como la química, la electrónica, la cosmética, el envasado de alimentos, la farmacéutica, la metalúrgica, etc.
Podemos clasificar a los contaminantes según se trate de:
- Contaminación física: material de fibra, partículas o virutas del utillaje de la prensa de píldoras, por ejemplo.
- Contaminación química: vapor, gases, humedad, moléculas, etc.
- Contaminación biológica: hongos, bacterias, virus, fibras animales (cabellos) o vegetales (algodón), entre otros.
Por otra parte, las principales fuentes de contaminantes son los materiales inadvertidos procedentes del campo y el lugar de la extracción de materias primas –piedras, metal, insectos, etc.-, los materiales que se encuentran o utilizan en las fases de procesamiento y manipulación –plástico, vidrio, hueso, trozos de pintura u óxido-, y la contaminación entre lotes, que hace que los productos pierdan calidad y den fallos en producción. Por ello es necesario realizar controles de calidad de lubricantes industriales, así como también controles de calidad de los componentes termoplásticos, además de otros análisis de detección de contaminantes físicos.
Los contaminantes físicos pueden suponer una grave amenaza para la calidad de los productos y la seguridad de los consumidores.
No obstante, el tipo más común de contaminación física por materiales extraños es el metal. Esto se debe principalmente al aumento gradual de la tecnología de producción y los procesos automatizados de la industria, en los que las máquinas realizan las tareas. En este sentido, existen mayores oportunidades de que el metal entre en contacto con el producto en algún punto de la cadena de suministro, ya que las máquinas pueden romperse o astillarse.
¿Cómo se produce la contaminación física de materiales?
La contaminación física por materias extrañas se produce cuando un objeto entra involuntariamente en un producto antes o durante el proceso de fabricación. Es decir, se produce cuando existe contaminación cruzada. Por ejemplo, cuando existe una fuga en el contenedor de almacenamiento y acaba contaminando el producto que hay en su interior.
Los fragmentos pueden proceder de varios escenarios posibles, como el metal atrapado en las materias primas, la hojalata de una lata, el acero inoxidable de una bomba de fábrica o de un intercambiador de calor de superficie raspada, las almohadillas de limpieza de lana de acero o el cromado o niquelado. Mientras que otros tipos de contaminantes proceden del equipo humano, como por ejemplo cabellos o fibras de la ropa.
También nos podemos encontrar con contaminantes físicos de vidrio, por ejemplo, hay que tener en cuenta el equipo de muestreo de vidrio del laboratorio de control de calidad y ensayos. Así como las roturas en la línea de producción, sobre todo en la envasadora, ya que suponen un peligro potencial cuando los productos alimentarios se envasan en vidrio.
De igual modo, los plásticos poseen una amplia gama de usos en el embalaje, la maquinaria y la instrumentación, y muchas aplicaciones domésticas. Lo que implica que los plásticos se encuentran entre los contaminantes físicos más comunes.
Detección de contaminantes físicos y solución
Para la identificación de los contaminantes físicos se utilizan toda una serie de técnicas analíticas. Las más habituales son la detección de metales y la inspección por rayos X, ya que la identificación precisa de la composición metálica, mediante microanálisis de rayos X, es a menudo un factor esencial para la correcta identificación del origen del problema.
No obstante, también se usan otras técnicas de detección y análisis como la microscopía óptica, la electrónica de barrido, la espectroscopia de masas, la microtomografía computarizada o la cromatografía de gases y de líquidos, y muchos otros métodos innovadores. Como los que utilizamos en Infinitia para detectar defectos en componentes de poliamida o para validar recubrimientos sostenibles y resistentes a la corrosión, evitando así la contaminación física.
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