El funcionamiento de los productos que se comercializan ha de ser probado en su fase de prototipado para evitar posibles fallos futuros. En este sentido, si una marca de automóviles anuncia la venta de un nuevo tipo de volante, antes de sacarlo al mercado será necesario comprobar que no se van a producir problemas a corto y largo plazo en su uso. Lo mismo para las marcas de muebles, productos del hogar, materiales de cocina, baño y una amplia gama de artículos de todos los sectores posibles.
Desde el equipo de Prototipado de Infinitia, nos encargamos de preparar un prototipo o mejorarlo para su industrialización, tanto de los ya existentes en el mercado como de aquellos otros nuevos que se estén desarrollando. Por eso, en este artículo te explicamos en qué consiste este servicio y nuestro método de trabajo.
Coordinados con el departamento de Ingeniería Forense, nuestra función consiste en investigar mecánica, química y electrónicamente para poner a prueba todos los aspectos que influyen en un producto final para obtener un resultado óptimo. “Cuando recibimos un nuevo prototipo, establecemos un funcionamiento correcto o esperado y, a partir de ahí, empezamos a hacerle pruebas para conocer los fallos y poder ofrecerles una solución”, explica Rubén Gotor, Quality Specialist de Infinitia.
Los tipos de pruebas son diversas. Pueden hacerse pruebas de resistencia al desgaste, de deformación de piezas tanto plásticas como metálicas, del funcionamiento en distintos entornos, de transporte, de conectividad (si está enchufado por wifi o Bluetooth), de resistencia química…
Sobre la última, apunta Javier Sanz, nuestro CEO: “Los materiales tienen una teoría de resistencia mayor o menor, pero siempre ha de comprobarse. Antes de lanzar un producto que va a colocarse en una cocina o en un baño, por poner un ejemplo, es necesario hacer un ensayo de producto. Es decir, hacer una prueba de detergentes o de desengrasantes -por seguir en la misma línea- para validar las funcionalidades de esos dispositivos. Si el material no aguanta la lejía, se precisa buscar uno que sí lo haga”.
Estos ensayos de vida y de las circunstancias de funcionamiento se recrean en un espacio limitado de tiempo. “Tienes que conseguir el fallo que se produce en años, en una semana o en un día”, apunta Gotor. “Toda posibilidad, nosotros la aceleramos. Reproducimos las condiciones reales en una escala de laboratorio”. De esta forma, los procesos se repiten continuamente hasta que se llega al resultado deseado.
“Nuestro proyecto más reciente consistía en comprobar el sistema de apertura de una máquina, puesto que se habían detectado problemas en sus componentes. El mecanismo de apertura y cierre tenía una palanca de aleación de aluminio que presentaba grietas en su fabricación. Repitiendo el mismo ciclo sin parar y sometiendo a esa prueba a la misma pieza de distintos proveedores, hemos conseguido un ranking de los mejores para poder darle el visto bueno”, subraya Gotor. “No obstante, antes de eso, detectamos que algunas piezas se rompían en el ciclo 0 y, otras, en el 500. Con un brazo robótico programable, hemos puesto en funcionamiento el dispositivo durante fases de 3.500 ciclos, habiendo establecido en la cifra óptima aquellos que pasasen de 11.000 ciclos”, concluye.
En definitiva, el equipo de Prototipado es capaz de recrear la vida útil del posible aparato en un período de tiempo limitado, para detectar fallos y dar al cliente una opción de subsanarlos.