Las empresas se encuentran en plena transformación digital. La industria 4.0 se ha acelerado debido a la pandemia del COVID-19 y las necesidades han variado hasta conformar una industria 5.0. El modelo que antes trataba de optimizar los medios de producción se ha superado y ahora se centra en lograr una colaboración entre seres humanos y sistemas inteligentes.
El sector industrial, responsable del más del 16% del PIB mundial, ha demostrado que aquellas empresas que apuestan por la innovación y las nuevas tecnologías afrontan y superan los retos de manera más favorable.
Desde Infinitia, también nos sumamos al I+D y, por eso, en este artículo desarrollaremos algunas de las principales tendencias que predominarán en el sector industrial en este próximo año; transformaciones imprescindibles para colaborar con nuestros clientes en la mejora de su competitividad, tendencias, y lograr nuestro objetivo de situarnos como referentes.
1. IoT (Internet of Things), lo que en su traducción significa: “Internet de las cosas”
El “Internet de las cosas”, concepto abstracto e intangible, es el responsable de muchas de nuestras costumbres y facilidades diarias. Gracias a su incorporación en dispositivos cotidianos, podemos programar un robot aspirador para que recorra la casa cuando lo deseemos o que los asistentes virtuales Siri o Alexa nos ofrezcan su disponibilidad inmediata al escuchar una palabra de nuestra voz.
El hogar nos sirve, en un primer momento, para entender las virtudes simplificadas de la IoT. No obstante, esta red –mejorada desde sus inicios en los años 90– también trata de beneficiar a industrias y empresas. Con sensores integrados en objetos físicos, esta herramienta otorga en su aplicación agilidad, eficacia y automatización. Por mencionar algunas de sus oportunidades, la IoT permite supervisar las máquinas y la calidad de los productos, mejora el seguimiento de los activos físicos y, entre otras cosas, facilita los cambios de procesos empresariales.
En la actualidad, existen más de 7.000 dispositivos de IoT, previendo que aumenten hasta 22.000 millones en 2025.
2. La automatización eficiente del 5G
Si las siglas de “4G” hacían referencia a la cuarta generación de tecnología de telefonía móvil y comunicación inalámbrica, el “5G” trae –con su consiguiente polémica– su quinta generación que, en teoría, permite aumentar la velocidad de transferencia de la información, de tal forma que el tiempo entre las órdenes y ejecuciones de la maquinaria se reduzca. Asimismo, convierte a los aparatos en inteligentes, pudiendo funcionar sin ayuda humana y recoger y responder a datos propios para predecir averías y otras situaciones semejantes.
En un nivel más técnico, se aplica el “Network Slicing”, es decir, se divide la red en subredes, lo que permite una mayor eficiencia energética y de costes. Un estudio publicado en 2017 reveló que este “corte de red” generaría un 35% más de ingresos en cinco años que una sola red multiservicio.
El 5G se presenta, para un futuro cada vez más cercano, como impulsor de la hiperconectividad y la transformación digital. De hecho, se estima que, en 2025, haya 80.000 millones de dispositivos conectados a esta red.
3. Impresión 3D: Avances y evolución
El reto en la fabricación siempre se centra en conseguir prototipos optimizados: baratos, ligeros, compactos, sostenibles… La impresión 3D, perfeccionada desde su aparición en el mercado en 1992, consiste en manipular polvos metálicos, cerámicos o plásticos con un láser que solidifica los materiales para ir creando el objeto capa a capa.
Esta innovación, de la que dependen cada vez más empresas del sector industrial, encarna una forma rentable y rápida para los diseñadores de productos, tanto en una primera fase de comprobación del producto como para producir artículos “a demanda”.
A pesar de que las ventas de las mismas se han visto reducidas en este último año a causa de la pandemia, tras conocer sus utilidades no queda duda del futuro de las mismas.
4. La Fábrica Conectada o Inteligente
Fusión entre lo virtual y lo físico, el concepto de “La Fábrica Inteligente” utiliza la tecnología, de manera complementaria en sus procesos, para mejorar sus métodos de trabajo y crear su propio valor. Cada empresa, en función de sus intereses, es la que decidirá qué tecnologías aplicar, pues no hay una mejor que otra.
“La Fábrica Inteligente” funciona como un hogar inteligente, pero a mayor escala. De esta manera, podría decirse que la inteligencia de la fábrica radica en aunar las tendencias tecnológicas (algunas anteriormente presentadas) con el trabajo manual para alcanzar su máximo potencial.
Con la maquinaria está claro pero, ¿cuál es el papel, entonces, de los empleados? Este nuevo paradigma, insistimos, no sustituye a humanos por máquinas, sino que potencia sus tareas. Los trabajadores continúan siendo los responsables de la gestión y la toma de decisiones, pero “La Fábrica Inteligente” les permite estar en contacto con sus proyectos aun ubicándose en áreas remotas.
En definitiva, gracias a las oportunidades de la tecnología y de nuestra capacidad para aprovechar las oportunidades que se nos presentan, podremos constituirnos como más flexibles, eficientes y, sin duda, autónomos.