La startup de ingeniería aragonesa es especialista en ingeniería forense y destaca por su flexibilidad, adaptación y resolución de problemas. El equipo de Infinitia, formado por jóvenes y especializados profesionales, contribuyen al apoyo y la definición de estrategias empresariales. La compañía prevé cerrar el año con una facturación de 750.000 euros, un 75% más que en el 2019.
Al igual que Sherlock Holmes o cualquiera de los policías de investigación de una serie actual, el equipo de Infinitia es capaz resolver un “crimen”, pero en este caso en el sector industrial y no en personas, sino en materiales. Son especialistas en ingeniería forense, una rama de la ingeniera bastante conocida en el estudio y análisis de los materiales, pero no tanto en las compañías como apoyo y definición de sus estrategias empresariales.
Infinitia está formado por un joven equipo de profesionales altamente cualificado y especializado en diversas áreas relacionadas con el diseño, prototipado incluso el análisis de mercado. Un total de 13 especialistas capaz de encajar todas las piezas que conforman un problema, por ejemplo, el fallo de una pieza industrial o poner solución a los comunes problemas derivados de la corrosión en el acero. Desde la línea de producción, hasta un producto que proviene de una reclamación de mercado.
Se consideran el “aire fresco” que necesita una empresa, “su aliado perfecto para complementar el departamento de calidad”, señala Javier Sanz fundador de esta ingeniería aragonesa. Por esta razón son partner de empresas referentes como BSH Electrodomésticos, y prestan sus servicios a todo tipo de pymes que requieran de “soluciones innovadoras y eficientes”. Como destaca Sanz, “quiere ser referente en el sector de los materiales y contribuir a la mejora de la competitividad de las empresas”.
Las cifras de cierre del año respaldan el trabajo desarrollado. El balance es “muy positivo”, pues estiman alcanzar los 750.000 euros, lo que supone un 75% de aumento en su facturación en relación a 2019. La plantilla también ha crecido acorde a los proyectos, pasan de 9 a 14 ingenieros y entre sus planes futuros no descartan seguir ampliándola, indican desde dirección.
Esta startup aragonesa nació en 2014 y tras el transcurso de los años ha aumentado su volumen de facturación y plantilla. Las razones de esta positiva evolución las resumen su director en tres valores diferenciales como son: “la flexibilidad, la adaptación y la resolución”. Características muy arraigadas en el pensamiento de una empresa de reciente creación y base tecnológica, que a pesar de su crecimiento, prefieren seguir teniendo en cuenta porque “nos gusta mantener vivo el espíritu startup”, apunta su CEO.
Un laboratorio con un equipamiento especializado en el que “poder investigar, plantear hipótesis y realizar los ensayos y pruebas para averiguar el por qué de un fallo”, explica Sanz, es -junto a su equipo- uno de sus mejores avales. Así se convierten en el centro tecnológico de apoyo y auxilio de las áreas de calidad de importantes compañías. Sin embargo, la labor que desempeñan no se queda encerrada en “cuatro paredes”, pues “nos remangamos”, explica el fundador, y “nos desplazamos al origen, a la escena del crimen”, detalla metafóricamente.
Los otros pilares fundamentales de Infinitia están estrechamente asociados a la innovación de materiales y el diseño y prototipado. La perfecta integración entre estas 3 “patas” que dan forma a lo que es hoy Infinitia, la ingeniería forense, la innovación en materiales y el diseño y prototipado es lo que le hace diferente de otros equipos similares. “Las sinergias que se generan entre los tres servicios básicos enriquecen el resultado final”, indica Sanz. “No planteamos castillos de cristal a las compañías que nos solicitan ayuda, cada uno de nosotros por separado y en conjunto, llevamos la eficiencia al máximo para plantear la solución más adecuada o un abanico de soluciones a estudiar y que pueden perfeccionar los planteamientos empresariales”.
Para Infinitia un fallo deja de ser un aspecto negativo para convertirse en una “oportunidad” con el fin de mejorar y potenciar un producto o servicio, tanto una novedad como una segunda versión. El trabajo innovador que realiza día a día les sitúa en puestos destacables en su sector, donde saber prevenir una situación es garantía de éxito y la investigación la mejor arma contra el “crimen”, eso sí, en materiales.