Cuando se piensa en el concepto de diseño, se suele confundir con algo meramente estético. No se le da importancia, se pasa por alto o se piensa que no es primordial en las fases iniciales. En definitiva, se entiende como algo que no es indispensable para llegar a sacar nuevos productos al mercado. Sin embargo, es todo lo contrario. “Hay que tenerlo en cuenta desde que se concibe una idea, pasando por las distintas fases de diseño: investigación, conceptualización, definición, prototipado y primeras pruebas hasta que, finalmente, el producto o servicio se comercializa”, sentencia Cristina Franco, Diseñadora UX de INFINITIA.
El diseño es encontrar el equilibrio entre aquello que el negocio requiere, lo que los usuarios necesitan y los requisitos y situación del mercado en el que se encuentra. “No se debe introducir en etapas tardías porque eso choca con las exigencias técnicas, con las necesidades reales del mercado y los usuarios. Cuanto antes diseñes tu producto teniendo en cuenta todos estos puntos, y cuanto más iteres teniéndolos en cuenta, mejor”, propone Javier Sanz, CEO de INFINITIA.
Hay algunos ejemplos que sirven para desmentir las creencias existentes en torno al diseño y refuerzan la relevancia que éste tiene en la creación de productos, pues es una disciplina que influye de manera directa en las fases finales:
Un fabricante de juguetes diseña y comercializa un producto cuyo cliente principal son los niños. Ahora bien, incluye piezas pequeñas que pueden provocar asfixia. El juguete acaba siendo retirado del mercado porque no tiene en cuenta al usuario final al que iba dirigido. “Como diseñadores, el usuario es la prioridad”, afirma Cristina Franco. “Se les olvidó el foco principal y llegó al mercado sin tener en cuenta aspectos claves como la seguridad o el uso del producto que iba a hacer un niño”.
El diseño no es solo hacer un producto estético. Fue algo de lo que se dio cuenta también una marca de zumos, que impulsó un cambio de imagen sin tener en cuenta a los consumidores. “Cuando se hacen este tipo de cambios, se hace un estudio previo del usuario con su percepción, sumado a los valores que quieren mostrar con la innovación, entre otras cosas”, explica Sanz. En este caso, o no se hizo o fracasó. Lo sacaron al mercado, y al igual que ocurrió con el fabricante de juguetes, el zumo se tuvo que retirar porque la gente dejó de comprarlo. “Parecen tonterías, pero si no las pruebas con usuarios, no sabes si lo que tú piensas va a funcionar”, refuerza Cristina Franco.
“Siempre que tenemos la oportunidad de coger un proyecto al principio, recomendamos empezar con las tareas de diseño estratégico”, apunta nuestro CEO. Antes de lanzar algo a ciegas o guiarte por sensaciones de éxito, es imprescindible hacer un estudio mínimo del usuario y del mercado. Con eso, defines el modelo de negocio, el producto y cómo se posiciona. “Solo entonces podrás seguir con la parte técnica”, dice Sanz.
En INFINITIA hemos vistos casos en los que la gente se lanzaba invirtiendo dinero, recursos y tiempo para, después, sacar al mercado un producto y sorprenderse de algunos comportamientos. Si bien, de primeras, puede parecer un gasto innecesario, es una inversión de tiempo. “El diseño no tiene por qué ser algo complejo”, afirma Cristina Franco. “Invierte al principio. Te ahorrarás sorpresas y cuidarás más tu imagen”, argumenta Sanz.
Desde nuestra empresa nos encargamos de hacer la investigación previa, pero también, conforme avanza el proyecto, continuamos manteniendo interacciones o pequeños contactos con el usuario para dar pasos sólidos y tomar buenas decisiones. Si estás pensando en lanzar un producto al mercado y quieres asegurarte un diseño adecuado, contacta con nuestro equipo. Estaremos encantados de ayudarte.