¿Cuál fue el reto o problema a resolver?
El equipo de INFINITIA fue encargado de realizar un estudio exhaustivo para determinar cuál de dos materiales era más adecuado para la fabricación de electrodos sometidos a condiciones específicas de operación.
El desafío consistió en evaluar la durabilidad y el desgaste de los materiales bajo condiciones controladas, tales como voltaje y corriente, durante un periodo prolongado. Esto implicaba un análisis detallado y preciso de las muestras a lo largo del tiempo, asegurando que los resultados fueran reproducibles y representativos de las condiciones reales de uso.
El contexto de este proyecto radicaba en la necesidad del cliente de optimizar la calidad de sus productos mediante la selección de un material que garantizara un mejor desempeño y mayor vida útil de los electrodos. Esto era crucial no solo para asegurar la funcionalidad del producto final, sino también para reducir costos asociados al mantenimiento o reemplazo prematuro. El objetivo era proporcionar información precisa y detallada sobre el comportamiento de ambos materiales para tomar una decisión fundamentada sobre cuál emplear en la fabricación.
El foco de este problema se centró en una posible variabilidad en la calidad del galvanizado, lo que afectaba la dureza final del producto. El objetivo del proyecto fue doble: por un lado, identificar las causas del fallo en la dureza a través de un análisis detallado de las piezas tanto no aptas como aptas; y por otro, desarrollar y establecer un método de ensayo in situ que permitiera separar eficazmente las piezas según su dureza antes de su integración en la cadena de producción.
¿Cómo se abordó o cuál fue la solución?
El proyecto comenzó con el diseño y montaje de un set-up experimental que garantizara un entorno controlado y reproducible. Este paso fue esencial para evaluar las condiciones de operación de forma precisa y evitar posibles variables que pudieran afectar los resultados. El equipo de INFINITIA trabajó meticulosamente para replicar las condiciones de uso de los electrodos en el laboratorio, asegurando así la fiabilidad de los ensayos.
Para evaluar el envejecimiento de los materiales, se utilizaron diversas técnicas analíticas. En primer lugar, la microscopía óptica permitió observar y documentar cambios en la superficie de los electrodos a lo largo del tiempo. Este análisis proporcionó información cualitativa sobre el desgaste superficial. A continuación, la microscopía electrónica de barrido (SEM) acoplada a un detector de rayos X (EDX) permitió profundizar en el análisis del desgaste, detectando cambios en la composición elemental de las superficies de los electrodos.
Finalmente, el uso de métodos potenciométricos completó el análisis, evaluando el comportamiento capacitivo de los electrodos tras el envejecimiento. Este enfoque integral permitió no solo identificar el material con mejor rendimiento, sino también comprender las razones detrás de su mejor desempeño. El éxito del proyecto se reflejó en la capacidad de proporcionar al cliente datos concluyentes para seleccionar el material óptimo, mejorando la calidad y durabilidad del producto final.